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IGLESIAS

Grandes Héroes

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Por:  Yuri Pineda

Sin lugar a dudas, Jesús es el hombre más asombroso que ha pisado la tierra. Podemos aprender mucho de cada cosa que hizo. Cómo no seguirlo si todo lo que hacía era parte de un plan perfecto, ideado por el mismo Dios, con el único objetivo de rescatar a Su creación.

Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. (Mateo 25:40)

Para Jesús eran muy importantes los más pequeños: los niños que tal vez corren en nuestras reuniones, aquellos que en ocasiones hacen mucho ruido y no nos dejan poner atención o que, tal vez, lo que buscan es llamarla. Estos, a los que Él llama “mis hermanos más pequeños”, definitivamente llamaban la atención del Maestro a tal punto que la Biblia menciona cómo ellos corrían para estar con Él y cómo Jesús pedía que no se los impidieran. Parece que la estrategia del enemigo es colocar barreras para ensombrecer la imagen del Cristo a los niños y a nuestros prejuveniles y que el deseo más grande del corazón de Dios es que los ayudemos a acercarse a Él.

Por esta razón debemos comprender que segaremos mucho si sembramos en la nueva generación de nuestra iglesia.

¿Qué cosas debemos tener para conectarnos con esta generación?

      •  Ser creativo al transmitir el mensaje: es increíble cómo el enemigo les ha vendido la idea de un Dios aburrido y pasado de moda a nuestros niños. ¡Presentemos a Jesús de manera práctica y atrayente! Usa ayudas visuales, obras de teatro, títeres, canciones, etc. ¡Tu imaginación es el límite! Sin embargo, limita tu creatividad a la forma de presentar el mensaje, nunca a su contenido. No cedas ante la tentación de modificar el mensaje con el ánimo de hacerlo más “atractivo”.
      •   Estar al mismo nivel que ellos: La mejor manera para enseñar a un niño es volverse como uno. Jesús dijo en Mateo 18:3 que “si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”. Esta recomendación debe ser un estandarte para aquellos valientes que decidieron aceptar el reto de ir al rescate de los más pequeños. Debemos conocer su mundo, saber que les gusta, cómo hablan, entender que todas las etapas por las que atraviesan son diferentes y por eso necesitan un trato diferente.

Hace ya 13 años que yo –una total desconocida a mi parecer–, recibí este llamado. Jesús me conocía y estaba seguro de lo que quería hacer conmigo. Al principio, como algunos de ustedes, sentí que no podría, que no sabía cómo y que yo quería otra cosa; pero definitivamente, Dios solamente necesita un corazón que acepte su llamado. Él no necesita que seamos profesionales en algo para llamarnos, porque entonces pensaríamos que fue por nuestros méritos. ¡Su poder se perfecciona en nuestra debilidad! Él necesita que seamos instrumentos en Sus manos para hacer la obra. Él nos capacita y nos llena para que podamos llenar a esta generación tan necesitada del amor de Dios. Hace 13 años acepté Su llamado y solo tengo gratitud hacia Él por cada rostro de los niños y los prejuveniles que he visto crecer en su propósito. Eso hace que valga la pena. ¡Vale mucho la pena servir al Señor en este ministerio!

¿Quieres aceptar el llamado para convertirte en un gran héroe para rescatar esta generación?


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