FAMILIA
Regalos para una hija
Por: Luisa Del Rio
Tengo la fortuna de ser la mamá de María Alejandra, una bella y talentosa jovencita de 14 años. De unos meses para acá nuestras conversaciones giran en torno a cuáles van a ser los regalos que quiere recibir en sus 15 años. ¡Una fecha inolvidable para muchas chicas!.
Con mi esposo queremos que esta fecha sea especial. Ella quiere viaje, fiesta, celular, lo quiere todo. Pero hemos decido dejarle regalos que marquen su corazón.
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- ALTAS DOSIS DE AMOR Y PROTECCIÓN
Para una hija debe quedar claro que nadie la ama y la protege más que su papá, por supuesto, después de Dios.
Si ella lo sabe, no permitirá que ningún hombre la lastime y, cuando llegue el tiempo, quien quiera ocupar su corazón deberá superar una medida muy alta: la medida de amor de su papá.
Tristemente, muchas chicas permiten el maltrato en sus relaciones porque tienen la carencia de amor y protección de su papá. Creen que para ser amadas deben soportarlo todo. No es así. ¡Padres, amen a sus hijas y enséñenles cuánto valen y cómo no pueden permitir que ningún hombre dañe su autoestima y su integridad!
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- AMOR PROPIO
Las chicas de hoy necesitan ser afirmadas en su amor propio. Necesitan saber que valen tanto que Dios mismo se tomó el trabajo de formarlas y darles un perfume único que solo ellas tienen.
Enséñenles a amarse, a no compararse con las modelos, con las amigas o las familiares. Cada vez que puedas, repítele que es única, bella, hermosa y poderosa.
Déjala ser niña, jugar con muñecas, disfrutar cada etapa de su desarrollo. No la madures antes de tiempo. Disfruta con ella los vestidos, las trenzas, los juegos de niña. No pretendas vestirla como una mujer adulta, ni le hables de ser sexy o que su cuerpo o su figura le dan valor –y mucho menos que esto le abrirá puertas–.
Déjala disfrutar de su feminidad y de la belleza de ser mujer. No la obsesiones con la belleza y los estereotipos de belleza que promueve el mundo actual.
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- FUERZA Y PODER
Me encanta la traducción de Proverbios 31 de la Nueva Traducción Viviente. Habla de una mujer preparada, capaz de tomar sus propias decisiones, emprendedora, líder, poderosa y femenina. ¡Cómo me gustaría que mi hija se convirtiera en esta mujer!
Por eso nuestras hijas necesitan que su fuerza nazca del valor y del propósito que Dios tiene para ellas; pero además debemos equiparlas con herramientas para la vida.
Debemos enseñarles el valor del esfuerzo, de la educación, del trabajo. Enseñarles que algunas veces se caerán, que las cosas no saldrán como quieren; pero que esto no significa fracasar. Significa crecer, aprender y madurar.
Enséñales que su fuerza y poder están en Dios y que con Él volarán alto y harán de sus sueños una realidad. Enséñales que son dignas, amadas que valen oro y nadie, absolutamente nadie, puede pasar por encima de su valor.
Enséñales a disfrutar la belleza de su feminidad y que esto no las hace débiles, sino que las hace fuertes, capaces de devorar al mundo, sin temor al futuro, seguras de escribir de la mano de Dios su propia historia.
Está vestida de fortaleza y dignidad,
y se ríe sin temor al futuro.
Cuando habla, sus palabras son sabias,
y da órdenes con bondad. Prov. 31:25-26
Con amor
Luisa Del Río
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